Hace 15 años dejé la universidad, diseño industrial, para empezar a trabajar en algo que hasta ese momento había sido un interés ajeno a los estudios reglados que cubría con formación autodidacta. En 2007 empecé a ser diseñadora gráfica.
En este tiempo ha pasado de todo: amar el diseño gráfico, odiarlo, encontrarme con el branding, montar un estudio, montar un coworking, intentar ser artista y viajar por medio mundo, fundar y dirigir un festival, dejarlo todo e irme a otro país a empezar de cero, ser madre, encontrarme con el UX y vivir una pandemia mundial. ¿Y mi marca personal? Quizá lo que mejor me defina es no saber decir que no. Siento que me resulta difícil encontrar mi hueco en este mundo hiperespecialidado cuando creo que experimentar en distintos campos hace que me convierta en mejor diseñadora porque me permite tener una visión holística de los contextos y las personas que me rodean. Afortunadamente, he tenido la gran suerte de encontrar una empresa donde me han permitido seguir siendo un poco difusa y crear un equipo para continuar experimentado y aprendiendo de forma constante.
¿Y dónde queda la pasión? Me encanta ser diseñadora pero en los últimos años quizá sienta que he pedido la chispa de la creatividad. Una vida más corporativa, la maternidad, el ritmo de la UOC… a veces tengo la sensación de no tener tiempo para pasármelo bien diseñando. Es por eso que mi proyecto se plantea como un pequeño anexo vital creativo para catalizar todas esas ideas que no tienen hueco en ningún otro sitio.
DISEÑADORA SIN CLIENTES
Trabajar sin clientes era el hilo conductor del número 12 de la revista Gràffica. Este nuevo proyecto busca perseguir la vida sin brief como opción profesional. Retomar la materialidad de mi primera aproximación al diseño a través del diseño industrial y que la inspiración venga a través de la forma, el material, el color, un olor, una experiencia… Dejar de intentar solucionar problemas para buscar nuevas vías de experimentación.
REFERENTES
Admiro a Bruce Mau y me siento muy identificada con su visión del diseño:
«Empecé como diseñador gráfico y constantemente me han preguntado sobre mi trabajo y cómo lo hago. Hace 30 años empecé a desarrollar una práctica de diseño llamada product diagnosis y que no se define por tener un resultado concreto, sino por ser un proceso que crea preguntas y lidera hacia una dirección. Yo definiría diseñador como liderazgo y habilidad de visualizar un futuro y ejecutar esa visión sistemáticamente.»
Diseño, fabricación digital, feminismo, artesanía, productos one-of-a-kind… Quiero que el proyecto represente todo lo que es María en el 2021 mezclando las herramientas de creación digital con la producción física de productos exclusivos. Diseño paramétrico y experimentación de impresión 3D con distintos materiales, jugar con los límites de la creatividad entre la mujer y la máquina ofreciendo productos únicos que no podrían haber sido concevidos sin esa colaboración.
NAMING
CHARCO
Soy asturiana, estudié en Galicia y ahora vivo en Países Bajos. La lluvia ha sido una constante en mi vida, casi un estado de ánimo. Y con la lluvia llegan los charcos. Un invento horrible, anomalías en nuestra ruta, caminos rotos que nos mojan los pies. Una aberración a ojos adultos y uno de los mayores placeres cuando eres niño. Ha sido mi hija de 18 meses la que me ha enseñado a valorar los charchos como se merecen, una de las cosas más divertidas de la vida. Este naming es un pequeño homenaje y también una reivindicación para darle un giro al significado de la expresión «meterse en todos los charcos».
Además, una de mis canciones favoritas de Sigur Ros, Hoppípolla, significa Saltando en los charcos.
El slow design es social, sostenible y local. Nos invita a volver a disfrutar de las cosas pequeñas de la vida. Con CHARCO quiero transmitir mi pasión por el diseño a través de objetos felices y únicos que inviten a reflexionar sobre cómo se crean las cosas, por qué las compramos y cómo lo hacemos. En CHARCO todos los procesos serán transparentes buscando el mínimo ecológico impacto en la fabricación y envío de los productos. CHARCO no vende ecología, es una de sus características inherentes al buen proceso de diseño.
CHARCO son objetos decorativos que te alegran el día.
PÚBLICO OBJETIVO
Se trata de un proyecto puramente B2C (business to customer). Los producto CHARCO se venderán a través de la web y en puntos de venta o eventos especializados.
El público objetivo son millenials con ingresos medios-altos e interés por el diseño, la tendencia, la decoración… y que les gusta diferenciarse por los productos que adquieren. Se preocupan por el medio ambiente pero no quieren sacrificar la estética.